jueves, 10 de diciembre de 2015

La aventura de Trompy y Margarita

Esta historia, es otro de los cuentos para dormir que mi hija y yo nos hemos inventado a partir de un libro de pegatinas.

En una lejana selva, vivían el elefante Trompy y la jirafa Margarita.
Un día estaba Margarita comiendo de un árbol, estirando su largo cuello todo lo que podía para llegar a las hojas mas jugosas, cuando escuchó que alguién la llamaba:
- Margarita, Margarita!!
La jirafa Margarita bajó la cabeza, y vió al elefante Trompy que sonriendo la miraba.
- Hola Trompy, ¿que haces? - Saludó Margarita.
- Voy al río a bañarme un rato, ¿Quieres venir conmigo? - propuso Trompy.
A Margarita, que ya llevaba un rato comiendo, le apetecía tener compañía, sin embargo, no tenía muchas ganas de ir al río, porque a la jirafa Margarita no le gusta nada el agua.
- ¿No podemos ira a otro sitio? - preguntó la jirafa.
- Vamos Margarita, ya verás que será divertido, te prometo que lo pasaras genial!! - aseguró Trompy.
Margaria y Trompy fueron dando un paseo hasta el río, pero así como se iban acercando al agua, Margarita se inquietaba cada vez más, no le apetecía nada estar cerca del agua.
Al ver el río, Trompy salió corriendo y me metió en el agua, y con su trompa, tragó toda el agua que pudo, fue corriendo hacia Margarita y pufffff!!!!!!! apuntando con su trompa hacía Margarita la mojó por todos lados. Riendo a carcajadas, volvió corriendo al río y volvió a llenar su trompa de agua.
Margarita, ocupada en sacudirse para secarse, no se fijó en que Trompy venía otra vez hacia ella corriendo y apuntando con la trompa y, de repente, puffffff!!!!! volvió a mojar a Margarita, que protestaba y protestaba.
Así, pasarón un rato, Trompy la mojara y Margarita se enfadaba, hasta que de repente, Trompy le dijo:
- Margarita, ¿has visto donde estas?
Margarita miró a su alrededor y comprobó que estaba en medio del río, que estaba empapada y que..... se lo estaba pasando genial con su amigo Trompy el elefantante.
Aunque Margarita no tenía trompa, utilizó sus patas para salpicar a Trompy. Y así, mojandose el uno al otro, pasaron una estupenda tarde y a Margarita se le olvidó que no le gustaba el agua.
A partir de entonces, cada vez el elefante Trompy le proponía ir al río, la jirafa Margarita lo acompañaba encantada y dispuesta a darse un chapuzón estupendo en el agua clara del río.

Buenas noches.

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